Citlalli Luciana
La paternidad estereotipada, es decir en la que se considera al hombre sólo como figura que disciplina y provee, es uno de los principales factores de la violencia familiar.
“Al crear padres cuya única responsabilidad en la crianza de hijos e hijas es la disciplina, se reproduce la violencia, ya que socialmente se ha creado la idea de que los varones tienen el derecho de golpear a su esposa e hijos”, señaló el especialista en nuevas masculinidades Esteban Smith Bello durante la conferencia ¡Que padre ser padre!, organizada por el Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos.
En el Porfiriato, por ejemplo, el padre era la autoridad máxima de la familia; él decidía cada una de las acciones de cada miembro de la familia. Si nacía un bebé muerto, se acostumbraba vestir a los niños de angelito y tomarse una foto con su padre como una forma de mostrarse orgulloso por un hijo varón, indicó al hacer un recorrido en el tiempo del papel de los hombres como padres.
El caso de mujeres
El cuidado de las hijas -abundó- se le responsabilizaba a la madre pero las decisiones sobre ellas cambiaban cuando éstas crecían y se convertían en mujeres adultas. Al padre se le daba la autoridad de decidir con quiénes casarlas, incluso las utilizaba como moneda de cambio en algunas culturas.
La manera en cómo se ha ejercido la paternidad -agregó- está relacionada con muchos factores, tales como la edad, el nivel socioeconómico y la cultura.
Smith Bello destacó, no obstante algunos de éstos no han sido del todo positivos para la igualdad en el hogar. Así por ejemplo, la actual situación económica ha llevado a que las mujeres trabajen fuera y dentro de casa.
“El papel de muchos hombres en la casa sigue siendo el de proveedor, pocos le entran al trabajo doméstico”, expuso.
Lo anterior -explicó- está relacionado con el tema de cuidados responsabilidad cargada a las mujeres desde temprana edad ya sea como cuidadora de sus hermanos menores, de personas adultas mayores o de personas enfermas.