Es frecuente que en las entidades con alta población indígena las mujeres tengan a su primer hijo a una edad más joven de lo que se observa para el resto de la población. En Oaxaca, ocurren 94 nacimientos por cada mil adolescentes, cuando el promedio nacional es de 77 nacimientos (CONAPO, 2015), limitando oportunidades de desarrollo de las adolescentes.
La Encuesta de Salud y Derechos de las Mujeres Indígenas (ENSADEMI) 2008 reporta que 62.7% de las mujeres en edad reproductiva entrevistadas de tres regiones indígenas de Oaxaca manifestó haber tenido su primer embarazo entre los 11 y los 19 años de edad.
Dicha situación común se ha asociado a distintos factores, tales como la presión conyugal, comunitaria y de grupos religiosos que favorecen maternidades tempranas; así como a la falta de información temprana sobre métodos anticonceptivos, derechos sexuales, derechos reproductivos y al estigma que existe sobre aborto, además de que muchos de los embarazos a temprana edad en estas comunidades se deben a un abuso sexual.
Para una adolescente en el ámbito rural e indígena las probabilidades de morir por causas prevenibles como las complicaciones durante el embarazo, el parto o puerperio, aumentan por la corta edad, pero también por la falta de acceso a los servicios de salud que las mujeres tienen en general, ya que en muchos de los casos se les niega su derecho a ser atendidas en un espacio digno.
Esa maternidad temprana que les anula su derecho de vivir la etapa de la adolescencia y la juventud, pasando de la infancia a asumir responsabilidades de la edad adulta, desencadena una serie de violaciones constantes a derechos que las aleja de una vida de bienestar.
Contribuir a una educación sexual integral, desde una perspectiva de género y visión intercultural; fomentar la formación de jóvenes líderes indígenas para que desde su contexto promuevan que cada vez más mujeres conozcan y ejerzan sus derechos a edad temprana; así como la promoción de una vida sexual informada y responsable, es parte de las tareas en las que el GESMujer cree y trabaja.
Sabemos que hablar de mujeres indígenas y trabajar con mujeres indígenas es comprender que son un sector social con características y necesidades particulares, por lo que informarles acerca de sus derechos y poner a su disposición la forma de ejercerlos con servicios amigables de una manera culturalmente pertinente podrá garantizar el acceso a una maternidad libre y elegida y no impuesta.