Citlalli López Velázquez, Miércoles 9 de Marzo del 2022, NVINOTICIAS.- Son su voz, la voz de las que asesinaron, la voz de las mujeres a quienes desaparecieron. Son su voz y su exigencia retumbando por las calles en varios frentes, pero unidas en un mismo reclamo: ¡Justicia!
Es 8 de marzo de 2022, el día se agita con la fuerza de las pañoletas moradas y verdes, con las consignas, con los cánticos que corean ¡Que tiemble el estado, los cielos, las calles!
El contingente se agrupa en torno a la antimonumenta, las mujeres se estrechan en una misma lucha porque “no estamos todas”, no está Sol Cruz, asesinada en 2018, no está Zayra Morales, desaparecida en 2020, no esta Lucero Soledad Martínez, a quien desaparecieron apenas pasado el 18 de febrero … no están 608 mujeres, aquellas que fueron asesinadas a lo largo de este sexenio por la violencia machista.
Las pancartas se elevan en lo alto: “No quiero flores, quiero respeto”, “Ni sumisas ni calladas, valientes y empoderadas”, “Si tocan a una respondemos todas”, “Mujeres teníamos que ser”.
“Nos hemos convocado feministas diversas, feministas que venimos caminando juntas en la defensa de los derechos de las niñas y las mujeres. Nuestra agenda es muy amplia, pero lo que nos convoca es la necesidad de exigir justicia frente a una violencia machista, misógina que se da en todos los espacios de la vida social. Lo vemos en las instituciones, en las políticas públicas con esta corta visión de las necesidades de las mujeres, en ese sentido salimos a machar demandando una vida libre de todas las formas de violencia”, expresa Angélica Ayala Ortiz, presidenta del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos (GESMujer).
Mil 600 veladoras
La movilización avanza y a su paso va sembrando un camino de flores y veladoras, ruta trazada de manera simbólica para dar luz a las mujeres que han sido desaparecidas.
Mil 600 veladoras espaciadas a lo largo de poco más de dos kilómetros recorridos a paso firme, marcando las huellas de la resistencia.
“Yo vengo aquí porque estoy buscando a mi hermana, ella desapareció el 18 de febrero. Yo la seguí, pero se la llevaron en un taxi en la calle Morelos. Hasta ahorita no sabemos nada de ella, las autoridades no nos han dado informes. Acudimos ante derechos humanos y ellos están dando seguimiento. Unos hombres se la llevaron en un taxi, ella está enferma, tiene que tomar medicamento porque tiene retraso mental y sufre de convulsiones. Por favor dejen que regrese a casa su familia la extraña y está preocupada por ella”, explica una familiar de Lucero Soledad Martínez.
“Queremos que todas las personas que transitan por la calle sepan que hay mujeres desaparecidas y que el estado no ha hecho nada por presentarlas con vida. Esas flores, esas velas las interpelan para pensar que tenemos un compromiso social de cero tolerancia para las mujeres, de que necesitamos transitar y vivir libres, que estamos hartas del acoso callejero, que queremos transitar con libertad y que nos queremos vivas. Estas flores se quedan en la calle para no pisarlas, para que las velas, si están apagadas las prendan porque son la esperanza de las familias que esperan que sus hermanas, sus hijas, sus mamás regresen a casa”, apunta Yesica Sánchez Maya, integrante de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad.
Las calles retumban, siguen avanzando hasta llegar a Casa Oficial y tapizar ahí con 608 cruces de papel, cada una con el nombre de una víctima de feminicidio.
Levantan un altar con veladoras moradas y blancas.
“Mi cuerpo es mío, yo decido”
Por la tarde, otro contingente marchó desde Panteón General. Son mujeres que no pertenecen a organizaciones, que de manera independiente son defensoras de derechos, que están tejidas en redes de apoyo. Ellas bailan, cantan, saltan al sonido de la batukada.
“Mi cuerpo es mío, yo decido”, “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, “Ni la tierra, ni nuestros cuerpos son territorio de conquista”, “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”…
Las consignas son claras, sus pisadas fuertes, tan fuertes que despiertan la empatía.
Al menos 300 mujeres elevando su voz, rompiendo “la silencia” de la sumisión.
“Alerta, alerta, alerta que camina”.
Conforme el contingente avanza van colocando fichas de búsqueda de mujeres, niñas y niños desaparecidos.
La movilización culminó en oficinas de la fiscalía general del estado en donde quemaron un monigote de tela representando al funcionariado que ha sido omiso ante las violencias contra las mujeres.
“Estamos todas las que sabemos que salir a las calles sigue siendo indispensable para mostrar colectivamente nuestro hartazgo, para exigir una vida libre de violencia, pero también para abrazarnos y reconocer en la otra nuestra necesidad de marchar hombro a hombro para no ser las siguientes”, pronunciaron.
“Estamos hartas de la demagogia, de la insensibilidad y de un gobierno que simula cada 25 de mes un día contra la violencia. Estamos hartas de que las mujeres que piden justicia no la encuentren en un sistema de justicia podrido como el del estado. Con fiscales indolentes, misóginos y corruptos que encubren a autores materiales como lo hizo en su momento Rubén Vasconcelos y ahora vemos esta misma indolencia con Arturo Peimbert Calvo”, agregaron.
“Ni la policía, ni las instituciones públicas, ni los partidos políticos se interesan por las mujeres y lo sabemos, porque entre nosotras hemos tenido que crear estrategias de cuidado, de acompañamiento de justicia y reivindicaciones. ¡Entre nosotras nos cuidamos!”.