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Relaciones familiares sin mandatos patriarcales

Por Judith Viridiana García, licenciada en educación y colaboradora del GESMujer Rosario Castellanos A.C.

Los estilos de crianza son modelos de comportamientos que padres y madres de familia llevan a cabo en sus hijos e hijas, creando un vinculo de emociones, pensamientos y actitudes desde el momento de su gestación, lactancia, hasta los primeros años de vida.

Sin embargo este vínculo en algunas ocasiones se rompe cuando los hijos y las hijas llegan a la edad de la adolescencia, etapa en la cual se llegan a sentir niñas o niños, y adultas y adultos a la vez.

La crianza en la etapa de la adolescencia la relación y la comunicación entre padres y madres de familia es de suma importancia. Desafortunadamente dentro de la crianza con sus hijos e hijas reproducen patrones que vivieron cuando eran niñas y niños, provocando consecuencias perjudiciales perjudiciales para su desarrollo.

El rol del padre de familia dentro de la crianza de las hijas, es de manera exigente, inflexible y autoritaria en su educación, estilo patriarcal que pretende que las hijas adopten principios morales, religiosos y éticos ante la sociedad, mostrando una educación y comportamientos dignos y eficientes en sus tareas domésticas, para que el día de mañana lleguen a ser serviciales para su esposo y paras sus hijas e hijos madre de familia.

Mientras tanto el estilo de crianza en los hijos, es de manera diferente, pues se muestran más permisivos, tienden a no establecer límites firmes y a tener más libertad para la toma de decisiones.

El rol de las madres de familia en la crianza implica ser madre, cocinera, psicóloga, doctora, entrenadora, las 24 horas del día, los 365 días del año, muestran amor, cariño y apego porque así lo demanda el sistema patriarcal.

La educación hacia sus hijas impone etiquetas de una mujer respetuosa, educada, noble, cariñosa y decente, una mujer de bien, con habilidades domésticas, acoplándose a los estilos de crianza que ella recibió cuando era pequeña y sobre todo ajustándose a las reglas que establece el esposo.

Mientras tanto el rol que establece la madre en los hijos es liberal, brindando una serie de valores para que pueda ser un gran trabajador, un buen esposo y un buen padre, respecto al sistema patriarcal.

Ante todas estas situaciones en las adolescentes mujeres genera distanciamiento hacia su padre y rechazo hacia su madre. Sin embargo los adolescentes varones generan respeto hacia su padre y cariño hacia su madre. Mientras adolescentes cuestionan los comportamientos y estilos de crianza tradicionales de sus padres y sus madres, dejan de idealizarlos y los conflictos y las confrontaciones resultan irritantes.

En esta etapa implica transiciones difíciles para ambas partes, resulta dificultosa en familias en las que la infancia anterior transcurrió cargada de carencias, desigualdades y tensiones.

Para poder comprender todos estos cambios que nuestras hijas e hijos están pasando en esta etapa de la adolescencia tenemos que considerar lo siguiente:

• Comprender las dificultades que pasan nuestros hijos e hijas en la actualidad, comprender sus ansiedades y necesidades afectivas.
• Debemos asegurarnos que nuestro vínculo en esta relación sea a base de amor condicional y respeto mutuo, tratar de evitar educarlos a la antigua con premios, castigos, gritos, chantajes y humillaciones.
• Tener siempre en cuenta que nuestras hijas e hijos ya no están en la etapa de la niñez, que cada etapa tiene su proceso y tiene sus cambios, tratar de consensuar límites, normas respetuosas para una mejor convivencia respetando las opiniones de cada integrante.
• Ante todo hay que aconsejar pero jamás imponer, debemos de confiar en los criterios de nuestras opiniones y pensamientos pero sin trasmitirles miedos, dudas y culpas.
• Las hijas y los hijos tienen el mismo valor de igualdad en oportunidades y toma de decisiones.

“Si los y las adolescentes no tuvieran que enfrentar críticas de los adultos respecto a gustos e intereses, tal vez el día de hoy y a futuras generaciones tendríamos una sociedad menos machista y más igualitaria”.

Judith Viridiana García.
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