Yuri Sosa, Miércoles 10 de mayo de 2017.
Trabajar más de 12 horas al día; convivir con sus hijos sólo cinco horas al día de forma fraccionada y el sentimiento de culpa al no poder estar más tiempo con ellos, es el contexto en el que Andrea Martínez viven cada día con la crianza de sus hijos, el mismo fenómeno que experimenta cerca de 6.5 por ciento de las mexicanas que son madres solteras.
Pero el escenario no es menos difícil para quienes ejercen la maternidad en pareja y también trabajan, pues lo cada vez más reducidos ingresos obligan a las mamás a compartir su tiempo en el hogar con un trabajo extra.
La encuesta intercensal del 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Gerografía (Inegi), indica que las mujeres de 50 y más años de edad tienen tres o más hijos. Mientras que el 46.5 por ciento las jóvenes de 20 a 29 años de edad tienen un hijo y el 34.9 por ciento tienen dos.
Datos de esta institución también demuestran que sólo el 6.5 por ciento de las madres mexicanas son solteras y el 52.7 por ciento casadas.
La presidenta del Grupo de Estudios de la Mujer Rosario Castellanos, Ximena Avellaneda, indicó que la maternidad se ejercía como una obligación por el hecho de ser mujer.
“Cuando las madres comenzaron a salir de casa para buscar trabajo y apoyar con más recursos para el hogar lo hacían con un sentimiento de culpa por abandonar a los hijos y salir de sus roles convenciones”, expresó.
Ahora, agregó, el sentimiento de culpa que algunas madres viven se transformó a la falta de tiempo para convivir con sus hijos pues, ante salarios reducidos, creció la necesidad de trabajar por más tiempo .
Labor desde el hogar
Para la mujer de casi 60 años, el salario que su esposo percibía como obrero fue suficiente para mantener a la familia.
“No nos faltó nada, administrando bien el dinero, nos dio para criar a los hijos, darles educación y lo que necesitaron”, expresó la mujer, quien a pesar de un escenario alentador se quedó con el deseo de trabajar para soltar un poco más el cinturón, sin embargo, priorizó la crianza “con la cuerda corta” para sus dos hijas y dos varones.
“Con poquito, se podía tener más que ahora”, señaló la también abuelita, quien observa una crianza diferente en sus nietos. Ellos, agrega, viven la ausencia de sus padres que trabajan durante largas jornadas.
“Veo que las cosas cambiaron, ahora los niños son desatentos, ni los buenos días dan. Yo no trabajé, pero mis hijos fueron buenos muchachos y muy educados”, expresa la mujer, quien inició su vida labora como comerciantes una vez que sus hijos fueron mayores de edad.
Con el tiempo limitado
Andrea Martínez, madre de un niño de cuatro años trabaja hasta 13 horas al día para mantener a hijo, con quien trata pasar tiempo de calidad al menos cuatro o cinco horas al día.
“Pasar más tiempo con él es lo que más deseo, pero debo trabajar para sacarlo adelante”, refiere la joven de 33 años de edad, quien se apoya de sus padres para cuidar a su hijo mientras ella trabaja en una tienda de abarrotes.
El tiempo de convivencia con su hijo se ha limitado desde hace casi dos años al trayecto de la casa a la guardería y, por las noches, un par de horas antes que el niño duerma.
“Trato de jugar con él, aunque eso represente dormirlo a las 11 de la noche o un poco más”, dice la madre al lamentar su ausencia en momento importantes.
Pero Andrea no es la única que cumple doble jornada laboral. Como ella, Diana González, también sufre la separación diaria con su hija.
Aunque Diana, de 35 años de edad vive la maternidad en matrimonio, también trabaja más de ocho horas al día y forma parte del 38.6 por ciento de las mujeres en México que se emplean en el sector privado.
Maternidad como un derecho
La presidente de Ges Mujer, Ximena Avellaneda, señaló que las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres luchan para que la maternidad no se ejerza como una obligación por ser mujer, sino que se viva con todas las garantías y derechos que esto implica.
Desde el ámbito social, dijo, también se destaca la labor para prevenir embarazos en adolescentes, así como fomentar la responsabilidad compartida de la crianza de los hijos entre el padre y la madre, sin excusa de la condición civil en la que se encuentre la pareja.
Fuente: Noticias Voz e Imagen de Oaxaca.