Cuando Marcelina Bautista, fundadora del centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar A. C. (CACEH), comenzó el camino hacia la conquista de derechos laborales para este sector de la población económicamente activa, lo hizo bajo un pensamiento de justicia.
A sus 14 años de edad tomó conciencia del trato discriminatorio, inequitativo y desprotegido recibido en esta labor prácticamente invisible a los ojos de la seguridad social.
“Laboré durante 22 años como trabajadora del hogar y precisamente por vivir estos tipos de discriminación y que nadie hacía nada por nosotras, se me ocurrió que había que hacer algo. Comencé a estudiar las leyes y ver qué podía hacer. No esperaba llegar hasta aquí pero, día tras día, ocurren cosas nuevas, pero aún hay mucho por hacer”, explica.
A los nueve años de edad, Marcelina fue entregada por su padre a una familia que ofreció darle estudios, alimentos y enseñarle a hablar español. Así salió de su localidad Tierra Colorada Apazco, hacia Nochixtlán.
“No solamente era ir a la casa de una familia y que gratuitamente me mandaran a la escuela. Yo trabajaba y fue muy dificil para mi combinar el trabajo y la escuela. Realmente trabajé más que estudiar y no aprendí español”, relata ahora desde un contexto que ofrece horizontes diferentes.
Futuro diferente
El pasado 4 de diciembre, el Senado de la República recibió una iniciativa de reforma, por la que se adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo en materia de personas trabajadoras del hogar.
En ésta se establece la prohibición de la contratación de personas menores de 15 años y, en casos de adolescentes mayores de 15 años, jornadas que no excedan seis horas diarias y 36 horas semanales, además de que las jornadas de trabajo no podrán exceder de 8 horas diarias y, cuando excedan, deberán de considerarse como horas extra, en el caso de personas trabajadoras que residan en el domicilio donde laboran.
El jueves, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), declaró inconstitucional la exclusión de las trabajadoras del hogar del régimen de seguridad social y con ello se abre la puerta para que puedan ser sujetas de derecho a acceso a salud pública, créditos de vivienda y una pensión por antigüedad.
Ambas acciones constituyen un eje importante de respaldo y primordiales para que México ratifique el convenio 189 firmado en junio de 2011 con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece los derechos de las personas trabajadoras del hogar.
Trabajo doméstico, injustamente invisible
Alejandra es trabajadora doméstica desde los 16 años de edad. Desde hace diez, a iniciativa de su empleadora determinaron, por cuestión de derecho, buscar la afiliación laboral al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El trámite no ha sido posible porque el trabajo doméstico no existe dentro del catálogo de actividades laborales de la institución.
Ximena Avellaneda, presidenta del Grupo de Estudios Sobre la Mujer (Ges Mujer) Rosario Castellanos, con quien Alejandra sostiene la relación laboral, explica que el proceso ha sido imposible por la cantidad de trámites que se requieren y vacíos legales que no definen una ruta.
“En el pasado he intentado muchas veces y no ha sido posible, son trámites aquí, trámites allá y no se ha logrado nada. Espero que con esta determinación de la Suprema Corte, se pueda establecer una ruta fácil para garantizarles el derecho a la seguridad social”.
Congruente con su lucha a favor de los derechos de las mujeres, Ximena Avellaneda paga los gastos médicos que requiere Alejandra. Si bien por ese lado no está desprotegida, sí lo está el tema de retiro o pensión. “Yo espero que con estas nuevas determinaciones pueda asegurarla. Lamento que no se haya podido hacer antes”.
De acuerdo con su Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), el 57.1 por ciento de las mujeres de 18 años y más que se ocuparon en el último año como trabajadoras remuneradas del hogar declaró que en el país se respetan poco o nada sus derechos.
Otro dato importante es que 90 de cada 100 personas ocupadas en esta actividad son mujeres. En ocupaciones como empleo doméstico, cuidado de personas, lavado, planchado y cocinado doméstico, la presencia de mujeres se incrementa a más de 93 mujeres de cada 100 trabajadores en estas ocupaciones.